sábado, 30 de junio de 2007

Regreso




Estuve ausente algunos días. Cada vez que puedo me voy fuera de la ciudad, a la finca en donde no tengo internet, ni televisión; sólo el celular para las emergencias y el teléfono fijo que sólo conoce la familia. La idea es esa, escapar, respirar aire puro, descansar de la vida acelerada en la ciudad...o al menos eso es lo que trato de hacerme creer. Digamos que por lo menos descansé, pero ya me hacían falta mi cama, mi casa, la tele, la internet, estrenar mi hamaca recién puesta en la sala...
Aunque la verdad, comienzo a dudar de todo esto. Desde hace algún tiempo siento un fuerte deseo en mi corazón, como un impulso de salir corriendo, de irme muy lejos donde no conozca a nadie.
Es como querer comenzar de nuevo, hacer "borrón y cuenta nueva", presionar "alt+supr", formatear el pc...algo de eso o todo junto. Un nuevo comienzo...tirar al incinerador todo el pasado doloroso...
Sin embargo, como Cavafis en su poema "La ciudad", sé que no es posible borrar lo que se ha vivido y que a donde vaya, mi vida pasada y presente irán conmigo y frente a eso no puedo hacer nada...
Pero sé que en algún momento tendré que hacer un viaje largo, uno de búsqueda y encuentro de mí misma...
Termino este post con el poema de Cavafis

LA CIUDAD

Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.


jueves, 21 de junio de 2007

Alma mater




















Miércoles, 20 de junio


Es un orgullo para mí ser egresada de la mejor universidad del mundo: La Universidad de Antioquia. Amo cada uno de sus rincones y de los días que pasé allí cuando era estudiante de pregrado. Lamentablemente cuando uno se gradúa, si se descuida, pierde contacto con la universidad y termina haciendo lo que siempre dijo que no haría: no volver a ella.
Desde que recibí mi muy luchado diploma de pregrado, hace poco más de un año (algún día contaré esa historia), creo que han sido contadas las ocasiones en las que he ido a la universidad y si lo he hecho ha sido por breves momentos.
Aprovechando las vacaciones de mitad de año (una de las pocas ventajas del ejercicio docente en este país) asistí hoy con mi amiga Erika a un evento que programó la facultad de comunicaciones llamado “II Jornada sobre el lenguaje”, de 8:00 a.m. a 12:00 a.m. Fueron charlas y conversatorios de temas tales como la interpretación, la neurolingüística, propuestas curriculares… a cargo de excelentes profesionales tanto del área del lenguaje, como de la medicina, la psicología, entre otros.
Lo relevante de este hecho, es que de a poco, al comenzar a ver rostros de profesores muy queridos, al sentirme de nuevo en el ambiente de MI universidad, comencé a sentir un poco de nostalgia. A extrañar ese hábitat que no es igual en ninguna otra parte. Comencé a recordar a esos profesores excepcionales con los que tuve clases (a los malos mejor los dejamos de lado) y entonces vi a Hernán Sepúlveda. Hernán es quizá la persona por la que siento mayor admiración y respeto intelectual, es un sentimiento casi indescriptible el que me produce este profesor, aunque nunca se lo he dicho. Recibí con él, para mi fortuna, dos cursos, uno de poesía colombiana y otro de poesía latinoamericana, el segundo acompañada en muchas ocasiones por mi hija que en aquel entonces contaba con cuatro añitos, pero que sabía comportarse a la altura de las clases, y a la cual Hernán trataba con dulzura. También estaba allí Víctor Villa, mi profesor de lingüística III y de sociolingüística, con su sarcasmo inteligente, su humor ácido y su “tiradera de piedra”…El otro encuentro afortunado fue con mi profesora de introducción a la literatura y de seminario de teoría literaria sobre semiótica, Ángela Betancur, a quien también admiro muchísimo y con quien desarrollé una gran empatía, la que me felicitó en público por mi “análisis semiótico del cuento la forma de la espada de Jorge Luis Borges”. Creo que no la veía desde mucho antes de graduarme y la alegría del encuentro fue mutua.
(Curiosamente, ahora que pienso en esto, con los tres profesores que mencioné recibí dos cursos respectivamente)
Al terminar la jornada, una hora y media más tarde de lo previsto, nos fuimos a almorzar al Parque de los deseos (aunque yo habría preferido ir a la cafetería de deportes o a “Hello Kitti” para recordar los tiempos de estudiante), acompañados del jefe del departamento de lingüística y del último ponente, el doctor Francisco Lopera que habló sobre neurolingüística. De algún modo, como lo predijo Erika, este evento se convirtió en una especie de vitrina, pues al terminar el almuerzo fuimos invitadas a formar parte de un proyecto de investigación en gestación sobre semiótica y del cual no adelantaré mucho por ahora.
El balance del día fue muy bueno, en todos los sentidos: volver al alma mater, recordar esa época maravillosa de estudiante, pasar casi el día entero en la U (regresé a casa como a las 7:00 p.m.), reencontrarme con personas muy queridas y volver a la producción intelectual seria al formar parte de una comunidad académica con una finalidad y enfoque claros.
Regresé a casa con una enorme sensación de satisfacción que hace rato no sentía.
Ahora sólo me queda esperar que el impulso me dure y que la ciclotimia no se asome por estos lados a bajarme de este excelente estado de ánimo.

miércoles, 20 de junio de 2007

Mi hamaca


Martes 19 de junio.

Salí de compras y a pagar cuentas. Desde hace días quería una hamaca para ponerla en mi sala (que a futuro lucirá una linda decoración costeña) y éste era el día. Después de "huequiar" como denominamos en buen paisa a ir de compras al sector de sanandresitos llamado El hueco, me dirigí a la calle Junín llegando al parque de Bolívar, a Mi viejo pueblo, un pequeño centro de artesanías al que acostumbro ir. Ya había preguntado por las hamacas y sabía exactamente a qué almacén dirigirme, pero al pasar por el corredor de dicho lugar, vi a mi izquierda otro almacén de hamacas y artesanías indígenas en el que no me había fijado antes. Se encontraba en él sólo un hombre delgado, no muy alto pero tampoco bajo, de tez morena, pelo lacio, de rasgos con una mezcla entre indígena y blanco, en conjunto agradable; al preguntarle por las hamacas no sólo me dijo un precio muy razonable, sino que me atendió con una gran amabilidad, me contó la procedencia y características de los productos que exhibía y me habló un poco de su cultura, la arawak.
Luego de hacer la compra, al despedirme, me miró a los ojos y como si leyera en mi rostro las páginas de un libro, me dijo que se veía que yo era una buena persona pero que se percibía una enorme tristeza en mí, algo que no me dejaba en paz y que debía enfrentarlo para poder llegar a la plenitud.
Salí de allí un poco turbada por sus palabras. Soy, en la mayoría de las ocasiones una mujer muy racional y mientras regresaba a mi casa pensaba en sus palabras; sé que no eran de zalamería, ni de cortejo, ni una estrategia de venta, pues ya había hecho la compra. Tampoco creo en hechicerías ni en embrujos, ni carajadas de esas. Pero sí creo que en el universo ocurren cosas que se escapan al entendimiento o a la razón, que hay personas que pueden ver más allá de lo exterior...
En fin, de cualquier modo me pareció interesante y bonito lo que me ocurrió y cierto o no, pues me puso a reflexionar en el estado de mi vida, en cuál es la ruta de este viaje que no sé hasta dónde llegará, pero que como sea quiero que sea más agradable.

P.D. de cualquier modo este jueves vienen a colgarme la hamaca y eso me hace muy feliz.

martes, 19 de junio de 2007

Work day




Lunes festivo después del Día del padre. Invité a mi papá a pasar el fin de semana en casa conmigo y con mi hija; queríamos que viniera esta vez en lugar de ir nosotras, para variar un poco y para que él saliera pues se la pasa en la finca. Así que estuvo desde el sábado hasta el martes.

En momentos como este, creo que es bueno, además, tener un hombre en casa (por unos pocos días), sobre todo si es como mi papá, que es de esos "toderos" que se mide a arreglar todo lo que está dañado. Entonces aproveché su visita para hacer unas cuantas reparaciones domésticas.

Lo primero fue el interruptor de luz y el tomacorriente del balcón que Dalí, mi perro, se había comido y que yo reparé pero a medias, pues sólo funcionaba el interruptor (han de saber que como hija única de un padre "todero", sé defenderme con ciertas reparaciones menores como el cable de la plancha, interruptores, enchufes, extensiones de luz, manejo de taladro, destornilladores, entre otras); luego una sencilla labor de carpintería, pues la cama de mi hija requería de una fuerte mano masculina y quedé feliz con el resultado; y por último pintar el balcón que de cuenta de Dalí, ya lucía un terrible estado de pintura deteriorada y con un igualmente satisfactorio resultado.

Al final del día, casi a las siete de la noche, las labores de reparación en mi casa estaban casi concluídas y yo estaba feliz. Mi papá y yo ya planeamos, para su próxima visita construirle una linda casita a Dalí. Y es entonces cuando me pongo a pensar que a pesar de tener una familia pequeñita (mi hija, Dalí y yo), cuento con mi papá que es un sol y que me ayuda con lo que se sale de mi alcance.

sábado, 16 de junio de 2007

Vanidad de vanidades...y todo es vanidad!

( Imagen subida de: http://blogs.ya.com/busqueda/200609.htm)


Mi madre siempre me decía que no uno no debía buscarse enfermedades estando aliviado. Pues bien, si ella ahora estuviera conmigo, seguro me lo estaría recordando de nuevo.
Desde hace algún tiempo venía contemplando la idea, con dos amigas, de hacerme el delineado permanente en los párpados, y es así, como este viernes a las 11:30 a.m, nos encontrábamos en el centro de cosmetología escogido previamente y con mucho cuidado. Allí nos atendió la cosmetóloga, muy querida, amable y profesional, vi cómo se lo hicieron primero a Vicky, cómo le sudaron las manos mientras le aplicaban la anestesia local, cómo se inflamaban sus párpados y cómo luego le aplicaron el pigmento escogido. Y aún después de verlo persistí y me acosté en la camilla para pasar por lo mismo.
No quiero decir que sea algo terrible, ni mucho menos poner en duda la calidad del servicio de aquel centro estético; lo que me cuestiona ahora, es que normalmente no soy mujer de pasar horas frente al espejo, de hecho no me maquillo y recién ingreso a ese mundo de las cremas para antes de dormir, para el día, bloqueadores solares y esas cosas (y sólo por la necesidad de los años que apremian y por las inclemencias del clima). Así que ahora al verme ir a un lugar de estos a hacerme maquillaje permanente, pues hasta me río de mí, creo que si mi yo de los dieciséis años me viera, también se reiría muchísimo. Tengo los párpados inflamados y rojos, los ojos irritados porque además soy alérgica...en fin soy todo un desastre. Claro que sé que si me sigo cuidando muy juiciosa, en unos pocos días tendré una hermosa línea café sobre mis párpados que no se borrará y que hará que mis pequeños ojos se vean un poco más grandes y que no tenga que maquillarme en las mañanas como igual no lo hago...y esto es lo que consuela un poco en medio del terrible malestar de este momento que trato de mitigar con las pastillas antiinflamatorias, antialérgicas y de betacaroteno que debo tomar, la crema que debo ponerme varias veces al día sobre la línea tatuada, las gotas para la irritación de los ojos, el jugo de zanahoria que detesto... espero haber aprendido la lección y no volver a hacerme más carajadas de estas, al menos no en mucho tiempo.
Vanidad de vanidades... y todo es vanidad!




miércoles, 13 de junio de 2007

Comienzo


Los comienzos suelen ser dífíciles; comenzar a escribir en este blog por ejemplo, cuántas ideas en la cabeza, cuántos monodiálogos almacenados y ahora...no sé por donde comenzar...la política actual, mi descontento por tantas cosas, mis conflictos de fe...

En fin, digamos que este es sólo el comienzo...seguro ya vendrán más cosas.