jueves, 21 de junio de 2007

Alma mater




















Miércoles, 20 de junio


Es un orgullo para mí ser egresada de la mejor universidad del mundo: La Universidad de Antioquia. Amo cada uno de sus rincones y de los días que pasé allí cuando era estudiante de pregrado. Lamentablemente cuando uno se gradúa, si se descuida, pierde contacto con la universidad y termina haciendo lo que siempre dijo que no haría: no volver a ella.
Desde que recibí mi muy luchado diploma de pregrado, hace poco más de un año (algún día contaré esa historia), creo que han sido contadas las ocasiones en las que he ido a la universidad y si lo he hecho ha sido por breves momentos.
Aprovechando las vacaciones de mitad de año (una de las pocas ventajas del ejercicio docente en este país) asistí hoy con mi amiga Erika a un evento que programó la facultad de comunicaciones llamado “II Jornada sobre el lenguaje”, de 8:00 a.m. a 12:00 a.m. Fueron charlas y conversatorios de temas tales como la interpretación, la neurolingüística, propuestas curriculares… a cargo de excelentes profesionales tanto del área del lenguaje, como de la medicina, la psicología, entre otros.
Lo relevante de este hecho, es que de a poco, al comenzar a ver rostros de profesores muy queridos, al sentirme de nuevo en el ambiente de MI universidad, comencé a sentir un poco de nostalgia. A extrañar ese hábitat que no es igual en ninguna otra parte. Comencé a recordar a esos profesores excepcionales con los que tuve clases (a los malos mejor los dejamos de lado) y entonces vi a Hernán Sepúlveda. Hernán es quizá la persona por la que siento mayor admiración y respeto intelectual, es un sentimiento casi indescriptible el que me produce este profesor, aunque nunca se lo he dicho. Recibí con él, para mi fortuna, dos cursos, uno de poesía colombiana y otro de poesía latinoamericana, el segundo acompañada en muchas ocasiones por mi hija que en aquel entonces contaba con cuatro añitos, pero que sabía comportarse a la altura de las clases, y a la cual Hernán trataba con dulzura. También estaba allí Víctor Villa, mi profesor de lingüística III y de sociolingüística, con su sarcasmo inteligente, su humor ácido y su “tiradera de piedra”…El otro encuentro afortunado fue con mi profesora de introducción a la literatura y de seminario de teoría literaria sobre semiótica, Ángela Betancur, a quien también admiro muchísimo y con quien desarrollé una gran empatía, la que me felicitó en público por mi “análisis semiótico del cuento la forma de la espada de Jorge Luis Borges”. Creo que no la veía desde mucho antes de graduarme y la alegría del encuentro fue mutua.
(Curiosamente, ahora que pienso en esto, con los tres profesores que mencioné recibí dos cursos respectivamente)
Al terminar la jornada, una hora y media más tarde de lo previsto, nos fuimos a almorzar al Parque de los deseos (aunque yo habría preferido ir a la cafetería de deportes o a “Hello Kitti” para recordar los tiempos de estudiante), acompañados del jefe del departamento de lingüística y del último ponente, el doctor Francisco Lopera que habló sobre neurolingüística. De algún modo, como lo predijo Erika, este evento se convirtió en una especie de vitrina, pues al terminar el almuerzo fuimos invitadas a formar parte de un proyecto de investigación en gestación sobre semiótica y del cual no adelantaré mucho por ahora.
El balance del día fue muy bueno, en todos los sentidos: volver al alma mater, recordar esa época maravillosa de estudiante, pasar casi el día entero en la U (regresé a casa como a las 7:00 p.m.), reencontrarme con personas muy queridas y volver a la producción intelectual seria al formar parte de una comunidad académica con una finalidad y enfoque claros.
Regresé a casa con una enorme sensación de satisfacción que hace rato no sentía.
Ahora sólo me queda esperar que el impulso me dure y que la ciclotimia no se asome por estos lados a bajarme de este excelente estado de ánimo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Rica la experiencia y aunque no estudié allí sentí esa alegría que te invade de añoranza y nostalgia.
Interesante el proyecto, nos sigues contando, please!!
Un abrazo amiga!

Anónimo dijo...

Espéro la foto de la hamaca en tu casa. Yo adoro setirme como en la costa y ya que no puedo hacerlo, me gusta vivirlo en experiencia ajena.
Qué la disfrutes.
Otro saludito!