lunes, 2 de julio de 2007

Karma

(Pedro García Espinosa, "Ruptura")


Algunas relaciones en la vida se vuelven kármicas, enfermizas, eternos malestares. Hace un poco más de cinco años me separé y hasta ahora estoy convencida de que ha sido una de las decisiones más inteligentes que he tomado en mi vida. Sin embargo, no ha sido posible mantener una relación adulta con este hombre. Periódicamente ocurre algo con él que viene a estropear la calma o la cotidianidad de mi vida y no es que alguno de los dos no tenga resuelto el asunto afectivo con el otro, eso está bastante claro. Pero parece que nos hemos empeñado en ser antagonistas siempre y lo peor (como intuirán), es que nos vemos obligados a tener que estar en contacto pues fruto de un terrible matrimonio quedó una hermosa nena que ahora tiene 12 años (lo único bueno que resultó).
La verdad a veces no sé que hacer, me descompone y me molesta, a mí que trato de vivir en paz, que predico el "live and let die" como consigna de vida, que trato de no juzgar y de no molestar a los demás...¡shit!.
Es extraño, no? porque no simplemente cada cual sigue su vida y ya?...

5 comentarios:

MSD dijo...

Hola Sylvia, gracias por tu invitación y tu visita. Jugaré.

Besos

Anónimo dijo...

sin más autoridad que la que da ser hija de padres separados y haber pasado por más de una ruptura, yo diría que cuando uno sigue de tropel con el otro es que faltan cosas por hacer. entre ellas, admitir que fue mucho lo que se recibió y lo que se quiso, que aparte de los hijos quedan aprendizajes y que la responsabilidad siempre es compartida. cuando uno encuentra un lugar en su corazón para su ex, con todo y el daño que le hizo, la vida (toda ella) suele volverse más fácil. incluso la de los hijos.

Anónimo dijo...

Yo soy partidaria de que, habiendo hijos de por medio, mantener un nivel de amistad armonioso.
Abrazos! Ah! te invito a ver a entrevista que le hice a Román, un Mexicano en equinoxio:

encuentros con bloggers
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Astrolabio-jsa dijo...

Coincido con Padawan en que todavía hay círculos abiertos, heridas sangrando. Ese ciclo del matrimonio, así haya sido un infierno, no ha sido cerrado. Y creeme: decirlo es más fácil que hacerlo. El mayor problema es que (también) es un asunto de dos. Si tú sanas, y él no, la cosa seguirá tanto como si ocurre al revés. Los hijos no tienen nada que ver con la estupidez de los padres, que nos quede claro, y lo digo como hijo y como padre. Abrazo.

Anónimo dijo...

Creo que es dificil tratar de olvidar a alguien o que alguien te olvide y mas aun cuando hay alguien de por medio en este caso tu hija.